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Photography as object.
"Interbellum".

 

 

Lograr que la obra se deba sólo a sí misma es un viejo ideal del arte moderno: cortar las amarras que la vinculan con la realidad natural y dejarla valer, toda ella contenida en sus límites puros. Retomar esta pretensión venerable sin incurrir en la abstracción y, además, hacerlo desde el medio fotográfico parece casi un imposible. Pero Patrick Grijalvo ha encontrado la manera de apuntalar la autonomía de sus imágenes, debilitando su vínculo con el referente real –sin perderlo– y reivindicando su condición de objeto. En sus manos devienen esculturas: piezas de un volumen delicado y sutil, logrado por una serena composición de planos. El resultado, lejos de ser caprichoso o redundante, transmite una armoniosa sensación de necesidad. El artista no impone a las imágenes una forma tridimensional cualquiera, a su capricho, sino que la construye a partir de los atributos propios de la superficie fotográfica. Una de las peculiaridades de la fotografía es el enfoque, que obliga a discriminar zonas de nitidez variable y, por tanto, a marcar los diversos planos de profundidad. Enfocar uno u otro plano afecta a la apariencia del conjunto de la imagen, por lo que el plano se le impone al fotógrafo de un modo ignorado por el pintor (para quien sólo es un recurso compositivo). Patrick Grijalvo parte del estudio sosegado de esos planos para aislarlos por medio de cortes y luego separarlos entre sí. Respetando sus componentes básicos e introduciendo el vacío en la imagen fotográfica, logra construir una profundidad real, no ilusionista. Poco importa que este espacio nuevo se corresponda o no con el referente natural del que partió en origen: obedece a sus propias leyes y tiene su propia necesidad. Lo que hace el artista no es ya una representación exacta de otra cosa (mimesis), sino presentación de un objeto nuevo (poiesis) que no necesita ningún aval externo. El título no podría ser más modesto y más exacto al mismo tiempo.


Jaime Cuenca

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